¿Vale la pena el impuesto al patrimonio?
Andrés Londoño Botero @andreslondonob
Para nadie es un secreto que Colombia va a necesitar mayores recursos para asumir los compromisos adquiridos durante esta pandemia. Sin embargo, para cualquier decisión sobre la creación o modificación de un impuesto debe revisarse su diseño e impactos en el aparato productivo, como en el caso del impuesto al patrimonio que están promoviendo algunos congresistas.
Existen tres razones fundamentales por las que un impuesto sobre el patrimonio es una mala idea. La primera es que no tiene en cuenta la productividad de los activos. Este impuesto grava el patrimonio independientemente de si genera ingresos o no. Segundo, desincentiva el ahorro y la inversión. Tercero, es un impuesto difícil de administrar y fácil de evadir.
El impuesto al patrimonio representa una carga significativa a algunos sectores que han tenido problemas últimamente. El sector manufacturero debe invertir en maquinaria, insumos y edificaciones que entran al activo. Debido a esto, este tipo de empresas tienen un patrimonio alto y, por lo tanto, muy probablemente deberán pagar impuesto sobre el patrimonio. Al sector industrial no le ha ido bien durante los últimos años. Casi todos los años ha crecido menos que el PIB total, y en 2017 y 2012 el sector manufacturero se contrajo. Una fabrica con muchos activos pero que arroje perdidas podría estar gravada con el impuesto al patrimonio y verse forzada a cerrar sus puertas.
Como el impuesto al patrimonio recae sobre los activos, es un desincentivo a la inversión y el ahorro. Una empresa o persona podría tomar la decisión de no invertir para no aumentar su patrimonio y no tener que pagar el impuesto. De hecho, Gómez & Londoño Botero (2017) encontraron que un 1% de aumento en el impuesto a las empresas disminuye la inversión corporativa en 2%. Por otra parte, el impuesto al patrimonio es un incentivo a contraer deuda innecesaria. Como el patrimonio liquido son los activos menos los pasivos, las personas y empresas pueden contraer más deuda de la optima con el fin de eludir el pago del impuesto. Esto lleva a estrcuturas de capital poco eficientes.
El impuesto al patrimonio es poco administrable, su recaudo es bajo y no ha cumplido su principal objetivo: reducir la desigualdad. De hecho, 12 países de la OECD para 1990 tenían impuesto al patrimonio, hoy sólo 4 lo tienen. La OCDE (2018) sugiere otras estructuras tributarias que sí mejorar la distribución de la riqueza, como impuestos a ganacias de capital de personas naturales y gravámenes sobre las herencias.
La base de del impuesto al patrimonio es manipulable. Como dije antes, un contribuyente puede adquirir deuda para bajar su patrimonio líquido. La siguente gráfica muestra, para personas jurídicas de Colombia, que las empresas que tienen un patrimonio cercano a al nivel de impuestos declara una cifra justo menor al nivel a partir del cual deben pagar el impuesto.
Gráfica Distribución de contribuyentes del impuesto al patrimonio para personas jurídicas en Colombia, 2009-2011
Este fenomeno no es único en nuestro país. La siguente gráfica muestra un comportamiento de posible elusión en el impuesto del patrimonio en Suecia. Esto señala que en países más desarollados y con instituciones más fuertes este impuesto también es fácil de eludir. De hecho, es muy difícil de determinar a ciencia cierta el patrimonio de un contribuyente. Hay inversiones que son difíciles de cuantificar, como la participación en empresas que no cotizan en bolsa. Esto hace que este impuesto sea poco administrable y fácil de eludir.
Gráfica Distribución de contribuyentes del impuesto al patrimonio para personas naturales en Suecia, 2000-2006
Colombia va a necesitar de ingresos tributarios superiores después de esta crisis. Sin embargo, introducir un nuevo impuesto al patrimonio sería contraproducente. Para impulsar nuestra economía necesitamos incentivar la inversión y el ahorro. Un impuesto sobre la riqueza haría todo lo contrario.
Bibliografía
Daude, C., Perret, S., & Brys, B. (2015). “Making Colombia's Tax Policy More Efficient, Fair and Green”. Paris: OECD Economics Department Working Papers, No. 1234.
Gómez, S., & Londoño Botero, A. (2017). TAXPAYER’S BEHAVIORAL RESPONSES TO HIGHER TAXATION: A STUDY OF COLOMBIAN WEALTH TAX. Tesis de grado Hertie School of Governance.
OECD. (2018). The Role and Design of Net Wealth Taxes in the OECD. En OECD Tax Policy Studies, No. 26. París: OECD Publishing.
Seim, D. (2014). Behavioral Responses to an Annual Wealth Tax: Evidence from Sweden. AMERICAN ECONOMIC JOURNAL: ECONOMIC POLICY (FORTHCOMING).